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sábado, 4 de junio de 2016

Eclectomeiroland 180


          No sólo se trata del Capitán Marko echando su ojo para un lado y para otro del barco, no significa que el sol nos quemó la brújula ni que una tormenta se comió nuestra piratez, lo aclaramos amén de vuestra paranoia, y por un sinfín de amigos y amigas que les anduvo faltando en su fregadero el atraco bucanero de todos las semanas. Sencillamente nos vino a caer en mitad del océano un silencio en forma de botín, y ya saben, somos corsarios del inter-temblor. Consignados a la curiosidad de nuestro Capitán abrimos el arcón y nos encontramos con la ruta número 180, que tienta cuando entra lo que calienta y no huele a menta… el Capitán Marko encuentra su sobrenombre flotando en la piel de un papalote, Akun, Akun, nos dice mientras nos echa el ‪#‎MenúTerrorista‬ para tantos días de hambre; trova para las escaleras que nunca pasan sobre un desahuciado el tema Thirteen de Big Star y de postre Mariposa de los potentes Powder kegs.

          Bajo el vidrio de un retrato salta una catarina; en este momento, cuando usted está leyendo, una catarina salta hacía los ojos de cada una de esas mierdas, Antonio Salido, Marcia Matilde Gomez del Campo, Sandra Tellez de Escalante, Alfonso Escalante Hoeffer y Gildardo Urquides Serrano, y quizás hasta salte una catarina en las orillas de nuestro corazón porque nos duele la guardería ABC, a todo humano de bien oportunamente le duelen 49 niños muertos bajo las llamas de un depósito mal llamado guardería, pero la misma ley que nos ordena hombres y mujeres de bien es la que encendió el fuego y lo vuelve a encender por cada día de impunidad. Todas las catarinas saltan de una vez sobre el mundo, pero no alcanza con el llanto, no. Aquí nuestro barco no sabe, a la deriva de un intento… la catarina salta al mar y Akun sonríe. A veces, así sobre el mar, nos adivinamos hombres y mujeres, si hasta no queremos ser fábricas ambulantes, ni fotografías, ni catarinas, no queremos ser metáforas en un banquete absurdo. Somos imperdonables.

          El botín guarda una carta de Bariloche con amor, ‪#‎JuanJuanNOJuan‬ nos tropieza otra de sus Doncellas ocasionadas, y desde el pasado con El sudor de la imaginación nuestro indispensable Juan Eltomeiro Jackson nos recita a dentelladas una explosión, para los que no teman pelarse los cables por una porción de sueños. La realidad se tolera, la ilusión se transpira, ‪#‎TributoLunatico‬, hasta hacer caer una luna del sol del mediodía. Suena desde el lado mojado de la luna Call me in the afternoon, de Half moon Run, luego da otra vuelta y corre Wide Eyes, a cargo de Local Natives.

          La luna flota sobre el mar, como una boya para los desprevenidos y sobre su cuerpo se escucha un maullido, ‪#‎MiraLoQueTrajoElGato‬, y un cadavér binario bajo la sanguinolenta jeta del minino, Dangerous del proyecto Big Data. Nuestra feroz bestia no le teme al agua, el mar se hace el distraído para no molestarlo. En todo botín que se precie de tal estará nuestra tierra también, de lo contrario tomamos el botín equivocado. ‪#‎LocaLocos‬, agita la rola Les decimos no, del banda Suciedad discriminada.

          Naufragar es nunca haber zarpado, despierta Akun porque es hora de seguir navegando. ¿A estribor o babor?, pues a una dirección que sólo quepa en nuestro nombre; balbuceado, a tientas y al momento. Qué para acceder al bello espacio de la desobediencia es necesario perdernos de todos nuestros nombres, y ese es el botín.

Pd: Esta reseña va dedicada, simbólicamente, al señor Abraham Fraijo; y con él a todas las vidas que El Poder haya condenado a vagar como un nombre sin cuerpo, una fotografía en blanco y negro.

- Juan Nojuan (alias J.C. Ojeda)
 

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